miércoles, 13 de junio de 2012

Historias I:


Capítulo XVIII: No ignores a tu corazón.
P#
Trataste de encontrar a alguien que te pueda ayudar a averiguar quién era el o la que le mandaba esas cartas a Lali, pero no lo encontraste, igualmente no perdías las esperanzas. Vos ibas a encontrar a esa persona, le juraste hacerlo, lo tenías que hacer.
- Estoy buscando hasta abajo de las piedras para encontrar al que te está molestando - le dijiste cuando la encontraste sola sentada en el pasto.
- No quiero que busques a nadie - te dijo seca, sin sacar la mirada del cielo.
- ¿Por qué no? - dijiste mirándola.
- Porque no quiero que te metas en esas cosas, no me huele bien.
- ¿Me querés cuidar?
- No quiero que te metas en problemas.
- Eso me confirma que me querés cuidar - miraste el cielo como ella.- Pero no voy a parar hasta que te dejen en paz.
- ¿¡Entonces para qué me molestas con encontrar a un chabón que me manda cartas!? ¡No quiero que te metas en mis líos, Peter!
- Te quiero ayudar nada más, ¿qué tiene de malo eso?
- No quiero tu ayuda, te lo conté porque... no sé, me arrepiento de haberlo hecho - se paró y se fue. Te quedaste mal por lo que te había dicho, pero no ibas a dejar de buscar a esa persona que la estaba molestando por más que ella te lo pida.
Fuiste hasta su cuarto y buscaste las cartas que le habían mandado, encontraste solo una que decía: 'cada vez estás más solita, Gastón se va con Rocío y Peter te miente. Que feo ¿no?'. Sentiste un escalofrío por haber aparecido en ese mensaje extraño. Vos no le mentías a Mariana y tenías miedo que ella piense eso, tenías miedo que se deje llevar por gente que quiere verla mal.
Volvió a repetirte que no quería tu ayuda y que era la última vez que te lo repetía. Optaste por dejar de molestarla, si así lo deseaba ella, así iba a ser. Pero no la dejarías sola en ningún momento, estando a pasos de ella te sentías conforme.
Esos días la veías cada vez más cerca de Gastón y decidiste, en la clase de canto, cantarle 'Aunque estés con él' de Luis Fonsi. Esa canción reflejaba lo que estabas sintiendo en ese momento.
G#
Estabas feliz por estar más cerca de Mariana que nunca, pero a la vez, no te sentías bien porque, de un día para el otro, dejaste de tener la misma relación con Rocío. No sabías si se había dado cuenta de lo que te pasaba con Lali o qué estaba pensando. No querías que las cosas se volvieran a mezclar, así que decidiste hablar con ella antes de la clase de canto.
- Ro, ¿puedo hablar con vos un segundo? - le dijiste cuando la viste sola caminando hacia el salón de canto.
- Sí, ¿qué pasó? - te contesto tan amablemente.
- Quería saber si te está pasando algo, porque hace mucho que no hablamos y siento que estamos volviendo a ser los desconocidos de antes y no quiero.
- No me pasa nada, o sea, vos cumpliste lo que querías, estar con Mariana y yo... sigo... - no encontraba las palabras - estoy bien. No hay... - hizo una pausa pensante - ningún problema entre nosotros - te sonrió y entró al salón.
Te quedaste pensando en lo que quizás pensaría Rocío en este momento. Te dijo que habías cumplido lo que querías, estar con Mariana. Eso te dejó pensando un largo rato hasta que empezó la clase.
- En la clase de hoy - dijo el profesor Bautista - van a cantar la canción que eligieron, la cual tenía que ser especial para ustedes, no una al azar. Antes de cantar la canción, quiero que en una hoja me escriban por qué eligieron esa canción y me lo entreguen. Les dí tiempo de sobra para pensar eso, no se me empiecen a quejar - dijo y empezó a firmar unos papeles que estaban en su escritorio.
Te habías olvidado de que hoy tenían que elegir una canción para cantar. Tenías una canción escrita en tu cuaderno, 'Mi corazón', que nadie sabía que la habías escrito, lo habías hecho hace unos días para presentarla al "grupo musical" que habían formado con Peter, Lali, Euge y Nico. Escribiste en esa hoja que era una canción de tu autoria y que representaba lo que sentías en esos días.
El profesor aclaró que lo que escriban en el papel iba a ser solamente leído por él, ya que vio que algunos no sabían qué escribir por vergüenza a lo que opinaran los demás de esa canción.
M#
Habías escrito una canción hace unos días que no tenía un por qué específico, sólo te salió así. Escribiste que era una canción de tu autoria que te gustaría cantar pero no tenía un por qué específico. No te importaba si eso estaría bien o no, sólo la querías cantar.
- Comienza... - dijo Bautista y miró a cada uno - Peter.
Peter agarró la guitarra y te miró. Entendiste que la canción era para vos y comenzó a cantar sin dejar de mirarte.
- Qué bonita estás, cada día más. Tanto que decir, tanto que reír para no llorar. Sé que puedo controlar mis pensamientos - cantaba sin dejar de mirarte, lo que te ponía aún más nerviosa de lo que ya estabas - pero no consigo callar el sentimiento que es libre como el viento.
Lo miraste y sentiste que el mundo no existía cuando empezaba a cantar con más intensidad.
'No pretendo que lo dejes todo por mi amor, no te digo que conmigo te va ir mejor. Solo pido que no ignores a tu corazón, es el único que siempre tiene la razón. He inventado mil razones para olvidarte, he luchado con mis ganas para no llamarte. Mi promeza siempre ha sido ser un hombre fiel, mi promeza es respetar tu piel. Y no dejaré de amarte aunque estés con él'.
Un escalofrío recorrió todo tu cuerpo cuando él cantó esa parte, lo cantó tan sincero que no pudiste evitar sonreír. Todavía sentías que nadie los estaba mirando, ya todos sabían el por qué de la canción de Peter, pero ustedes no lo sabían.
Gastón miraba la situación desde afuera (por decirlo de alguna manera), los miraba a los dos con cierto dolor en los ojos. Vos no querías lastimar a nadie, pero esa situación era más fuerte que vos. No podías impedir sonreír con esa canción tan linda que te estaba cantando Peter.
'Sobreviviré, pensando en ti lo haré, lo haré. Quedan los recuerdos flotando entre tus besos, anoche lo soñé. Sé que puedo controlar mis pensamientos, pero es imposible callarme lo que siento que me arde aquí muy dentro'.
Un nuevo escalofrío pasó por todo tu cuerpo a la velocidad de la luz. Bajaste la mirada, y empezaste a leer tu canción: 'Me voy, ya no te veo. Me voy, ya no te tengo. Me voy, ya no te encuentro. Me fui tan lejos'...
Era tu turno, preferiste que cante otra persona antes que vos, no estabas segura de poder hacerlo después de sentirte así, tan... rara.
N#
Después de que Eugenia se fue, un vacío quedó en tu corazón y en el aula. Ya no se escuchaba esa risa tan hermosa junto a la de Lali en todo momento. Ya no tenías un motivo preciso para mirar hacia delante toda la hora, ahora solo quedaba dormir o prestar un poco de atención a las clases.
La diferencia horaria que había entre Argentina y España era muy grande, lo cual complicaba que la puedas llamar o hablar por algún otro medio con ella. Cuando ella podía hacerlo, vos estabas en clase o todavía era la madrugada.
- Hola mi amor - dijiste cuando ella te atendió el teléfono. Acá eran las cuatro de la tarde y allá eran las ocho de la noche, aproximadamente.
- Hola mi vida, ¿cómo estás? Te extraño.
- Bien, ¿vos? No te imaginas cuánto te necesito yo.
- Bien, acá. Aburrida. No sabes cuánto extraño estar con vos ahora. ¿Cómo están todos?
- Yo también Euge. Bien, bien. Va, eso creo.
- ¿Y los amoríos? Poneme al tanto.
- Lali y Peter ya casi no se hablan, Lali es como que se quiere olvidar de él porque le hace mal así que se esta acercando a Gas, pero no es lo que en verdad quiere. Rochi y Gas ahora están más distantes que antes. Daky y Agustín siguen en la misma. Candela y Vico están en algo, pero "son sólo amigos". Y yo estoy solito, solito.
- Que locos que están éstas personas. ¡No estás solo, estás conmigo a distancia! - te retó.
- Sí, pero físicamente no estoy con nadie acá que me abrace y me dé besos...
- No me digas así, me pongo mal. El otro día pensé seriamente en comprarme un pasaje y volver, pero me dí cuenta que soy menor todavía y no puedo.
- No quiero que estés mal. Tenes que quedarte allá con tu papá, es sólo un mes.
- Un largo y frío mes.
- Tengo que irme a entrenar con los chicos, mi amor. Te amo más que a mi vida.
- Yo te amo más, y te extraño muchísimo.
- Yo también te extraño muchísimo.
- ¡Dale Nicolás! - se escuchó detrás de la puerta de tu habitación. Reíste y te despediste de Eugenia. Respiraste hondo y saliste.
- Al fin, man - te dijo Pablo. Fueron hasta el gimnasio y comenzaron a entrenar.
E#
Esa tarde habías recorrido gran parte de Madrid sacándole fotos a todo lo que veías. Era tu única distracción y lo único que podías hacer, ya que tu papá no estaba en todo el día por los negocios que tenía que hacer allá. Te compraste mucha ropa, perfumes y más cosas. También le habías comprado cosas a tus amigos como regalo de tu viaje.
Te quedaban tres semanas para volver. Decir eso te hacía sentir que cada vez faltaba menos, en cambio, decir que faltaban veintidós días para volver era como una eternidad.
Cada vez que volvías a tu casa tu papá te esperaba para comer con su triste cara de enojado. Te preguntaba dónde habías estado y con quién, tus respuestas eran siempre las mismas: 'Estuve paseando y comprando cosas con el chófer'. El chófer se quedaba tomando un café mientras vos paseabas, él era el único que podía sacarte una sonrisa en todo ese absurdo y odiado viaje. Siempre tenía una frase para decirte cada vez que te pasaba algo, lo último que te digo fue: 'No ignores a tu corazón'. Fue una frase que te dejó pensando toda la tarde.
- Quiero volver - dijiste después de un gran silencio típico en cada comida.
- Falta - fue lo único que tu papá te dijo antes de levantarse de la mesa.
- Quiero volver - repetiste seria.
- No Eugenia, ahora no.
- ¿Por qué no? ¿Para qué me trajiste acá? ¿Para que me quede encerrada todo el día mirando la tele? ¿Para que la única compañía que tenga fueran tus mucamas? ¿Para que yo sufra me trajiste acá?
- Te traje para que entiendas que ésta es tu vida y no la de la loca ignorante que vive de la musiquita idiota. Quiero salvarte el futuro.
- ¿¡ÉSTA ES MI VIDA!? ¿¡ESTAR SOLA, ENCERRADA, ESO ES MI VIDA!? - gritaste estallando en llanto. Más calmada dijiste: - Mañana me vuelvo a Buenos Aires, con o sin tu permiso. Sea como sea me voy de acá. No quiero ignorar a mi corazón.
- Ignorar a tu corazón, pero por favor Eugenia, por favor...
- ¿Por favor me pedís a mí? Por favor pedite a vos, dejame vivir mi vida y vos ocupate de seguir la tuya papá. No quiero ser como vos, no quiero sentirme mejor que nadie porque no lo soy. No quiero soberbia, no quiero arrogancia, no quiero avaricia. Quiero amor, felicidad, ¡vida!

Ésta historia continuará.

viernes, 1 de junio de 2012

Historias I:


Capítulo XVII: Adiós para siempre.
E#
Hoy es el día. Hoy te tenes que despedir de todos tus amigos al menos por un largo, largo tiempo. Hoy iba a ser el último día que estarías con el hombre de tu vida. Hoy sería tu último beso, tu último abrazo, tu último 'te amo' frente a frente, la última mirada, el primer adiós.
- No me quiero ir chicas - les decías a tus amigas después de que te hayan levantado con un fuerte abrazo de despedida. Las lágrimas empezaban a aparecer en tus ojos.
- No podemos hacer nada para que te puedas quedar - te dijo sin más Candela. Ella estaba más mal que María, ya que ésta estaba de acuerdo con tu papá en que no podías salir con cualquiera que no esté a tu mismo nivel social.
Terminaste los últimos detalles con los ojos inyectados en lágrimas. Todos te vinieron a saludar por última vez, menos Nicolás. 'Está en el gimnasio' te dijo Mariana, no sabías por qué no quería ir a verte. Antes de que te vayas, Mariana te comentó que a Nicolás no le gustaban las despedidas porque eran signo de un adiós para siempre y ésta vez no lo iba a ser.
No te importó lo que él pensara, vos querías un último beso que perdurara hasta que volvieras en tus labios. Lo encontraste entrenando en el gimnasio tal como te había dicho Mariana. Él no se dio cuenta de que vos lo estabas mirando desde lejos.
- Yo sé que las despedidas no te gustan, - empezaste a hablar acercándote a él - que pensás que significan un adiós para siempre. Pero yo necesito que esa despedida me deje marcada la piel hasta que vuelva a verte, a besarte, a abrazarte. Necesito irme con un beso tuyo en los labios que dure hasta el último día de mi viaje. Necesito que sepas que ésta despedida no significa un adiós para siempre, sino un hasta pronto. Yo voy a volver y todo va a ser como era antes. Pero necesito una despedida.
Se acercó a vos. - Jurame que no va a ser un adiós...
- Te lo juro por nuestro amor.
Se hundieron en beso lleno de amor, en un abrazo fuerte, en un llanto de despedida. Se hundieron en un 'hasta pronto' lleno de amor y tristeza.
- No quiero que estés mal porque yo no voy a estar éstos días. Quiero que sigas con tu vida pero sin olvidarte de que en algún lugar del mundo estoy amándote y extrañándote.
- No quiero estar mal por vos, quiero recordarte sonriendo como siempre, hasta que vuelvas.
N#
Ya era tarde, trataste de impedir que el padre se la llevara del colegio de mil formas. Pero fue en vano. Viste como el auto se alejaba entre los demás, viste como el amor de tu vida lloraba saludándote, viste como tu vida se iba en ese auto.
Volviste a entrenar con bronca por no poder impedir que Eugenia se vaya, todos te decían que no era tu culpa, que hiciste todo lo que tuviste a tu alcance, que ella iba a volver.
En un pequeño lugar de tu corazón pensaste que en verdad tuviste la culpa, si nunca te hubieras enamorado de ella, si nunca la hubieras besado, si el primer día que la viste no le hubieras sonreído así, nada de esto estaría pasando.
- Nada de esto hubiera pasado... - te repetiste para vos mismo.- ¿Por qué me tuve que enamorar?
- Porque la vida es así - contestó alguien detrás tuyo. Era María, estaba muy linda vestida. Venía a entrenar, como vos.- Uno se enamora de quién no debe ¿no? Pero existen maneras y maneras de olvidarnos de ese amor, más cuando se va lejos y nunca va a volver - te dijo provocativa.
- Ella va a volver.
- Eso es imposible gordo. Es obvio que Fer no va a dejarla volver de ninguna manera. ¿Querés que te muestre cómo quedó nuestra habitación? Vacía totalmente, se llevó todo. Porque no va a volver...
- Ella va a volver - repetiste.
- Tenes miles de maneras de olvidarte de ella, y tenes una frente a tus ojos.
Claramente quería que estés con ella, eras un capricho de nena rica. Eras un probar para ver qué es lo que se siente estar con alguien de niveles inferiores al suyo. Eras eso y no le ibas a dar el gusto de serlo realmente.
- No me quiero olvidar de Eugenia, ella va a volver - repetiste por última vez y te fuiste.
- ¡Si te arrepentís, sabes dónde estoy bombón! - te gritó.
No querías estar con María, no querías olvidarte de Eugenia. Vos la amabas con todo tu ser, a más no poder. No le ibas a ser infiel ahora que ella no estaba, no le ibas a creer a María lo que decía. No ibas a caer en su juego.
G#
Estabas solo tirado en el pasto mirando el cielo, cuando te diste cuenta que alguien se acostó al lado tuyo. Miraste y era Mariana. Miles de cosquillas recorrieron todo tu cuerpo, el hecho de estar mirando el cielo con ella te provocaba una sensación inexplicable.
- ¿Qué ves? - te preguntó.
- La inmensidad de lo eterno - le dijiste sin sacar tus ojos de las nubes que pasaban sobre ustedes.
- Yo veo en esa nube una oveja, no sé vos con tu mente imaginadora qué dibujo tendrá esa nube.
Reíste.- Es verdad, pero yo me refería a lo grande que es el cielo eterno.
- Y sí, Gas. Es inaudito.
- Infinito se dice.
- No me corrijas Gastón - un silencio no incómodo surgió después de que reíste. Se miraron y quedaron así por unos minutos. Pensaste seriamente en besarla por primera vez, pero llegó Rocío y te descolocó la situación.
- ¿Qué hacen gatos? - dijo acostándose del otro lado tuyo.
- Miramos la inmensidad de lo eterno de la nube que tenía forma de oveja - le comentó Lali.
Ahí estabas, entre tus dos "amores". Entre la rubia y la morocha. Entre la espada y la pared. Entre Rocío y Mariana. Las miraste a cada una de ellas, las dos tenían algo especial que te atrapaba. Miraste el cielo en busca de respuestas, pero obviamente no te dio ninguna. No escuchabas lo que ellas estaban hablando, sólo sabías que buscaban las formas de las nubes. Vos, en cambio, buscabas una respuesta para calmar tu dolor por la indecisión que se enfrentaba ante vos por primera vez.
M#
No sabías qué hacer con Peter, después de esa mirada que te regaló Gastón esa tarde mirando "la inmensidad de lo eterno de la nube que tenía forma de oveja" tu mundo se descolocó. La estantería se calló, la bujía se empastó, y el motor se tapó de nafta vieja.
A Rocío no le podías contar lo que te pasaba por lo que ella estaba sintiendo por Gastón últimamente, a Daniela tampoco porque sabías que, sin maldad alguna, algo se le iba a escapar. Eugenia no estaba, y Nicolás no sabías si te iba a dar bola. Intentaste hablar con él mientras tocaba la guitarra en su habitación.
- Necesito contarte cosas que me están pasando - le dijiste sentándote a su lado.
- ¿Qué te está pasando? - dijo dejado su guitarra.
- Estoy confundida. No sé qué hacer con Peter, no sé qué hacer con Gastón. Es como que estoy atrapada entre la espada y la pistola, - 'pared' te corrigió Nico - bueno no importa, no sé qué hacer. Peter viene y me dice que se la quiere jugar por mí, que me ama y que siempre lo va a hacer, que cambió por mí. Y Gastón está siempre en los peores momentos, me saca una sonrisa, me dice que me ama y que no es como Peter, que él me ama de verdad y no me va a lastimar nunca. Y yo no sé qué hacer, le dije a Peter que no quería estar con él pero, en realidad, sí quiero. Pero a la vez, está Gastón y... - respiraste hondo - no puedo más con ésto.
- Estás jodida Lali - te dijo abrazándote.- Pero nunca hay que tirar la toalla, yo creo que tenes que ver lo que te está pasando con Peter, vos lo amas, eso es obvio. Tenes que hacer que te demuestre que podes volver a confiar en él, tenes que hacer que te demuestre que se la juega de verdad por vos. Y lo de Gastón... no sé, él es mi amigo y también te ama. Yo le dije que vos estabas enamorada de Peter y que eso no lo iba a poder cambiar, pero él insiste en conquistarte. Es muy buen pibe y es de los pocos que quedan que no te van a fallar nunca. Pero vos lo queres como un amigo y él lo tiene que saber. Tampoco es lindo ilusionar a las dos personas y jugar con sus sentimientos...
- ¡Y es eso lo que no quiero! ¡No quiero jugar con los sentimientos de nadie! Sabes bien como soy yo, no juego con nadie. Te pido que me ayudes, que me guíes, que me ayudes a no caerme.
- Voy a estar con vos.
Siguieron hablando varias horas más hasta que terminó el día escolar. Volviste a tu habitación y te encontraste con una carta que decía 'cada vez estás más solita, Gastón se va con Rocío y Peter te miente. Que feo ¿no?'; sentiste escalofríos recorrer todo tu cuerpo, no sabías quién te estaba molestando pero lo ibas a averiguar.
P#
Cada vez te convencías más de que lo que Lali te había dicho era cierto. Cada vez que la veías estaba con o cerca de Gastón. Tenías miedo de que éste le haya llenado la cabeza en tu contra, que la haya convencido de que vos le ibas a hacer mal, de que no eras lo que ella estaba buscando. Pero en cambio él sí, él sí era el que estaba siempre, él sí era quién la amaba, él sí era lo que ella buscaba. Él sí y vos no.
'Sigo sin resignarme a la idea de perderte para siempre' le escribiste un mensaje y, dudando, se lo mandaste. Ella no te contestó pero en algún lugar tenías la certeza de que lo leyó.
Agarraste un papel y empezaste a componer una canción, ¿Dónde estás? la titulaste. Sin pensar lo que escribías, te volcaste de lleno en ella. Le pusiste un ritmo y la empezaste a cantar.
- A veces siento cosas que no son verdad. El miedo de olvidarte me hace despertar - cantabas tu canción, estabas solo en tu habitación hasta que alguien entró. Era Gastón y Mariana, se escuchaba su hermosa risa desde el pasillo.- Y quiero recordarte, tal como te vi, sonriéndome a lo lejos, cuando me despedí - seguías cantando con más ganas, pero sin intención de poner mal a nadie.
- Vinimos a buscar unas cosas, ¿podes seguir cantando después? - te preguntó Gastón, negaste con la cabeza y seguiste tu canción: 'Dónde estás, dónde fue, dónde el beso se hizo sal. Dónde el sueño hace mal y no tenerte es mortal.'
- ¿Gas, me dejas hablar un rato con él? - dijo Mariana, al fin. Gastón se fue no muy convencido de dejarla sola con vos, sabías claramente que estaba escuchando atrás de la puerta.- Mira Peter yo... lo que te dije el otro día...
- No me tenes que explicar nada. Yo sigo sin resignarme a perderte. No quiero decirte adiós para siempre - la interrumpiste.
- Yo tampoco te quiero decir adiós, pero necesito que me entiendas. No es fácil para mí que un día me quieras y que al otro aparezca alguien y desaparezcas de mi vida. No es fácil verte un día con alguien aparentando estar re bien y al otro día que vengas y me digas que te la jugas por mí.
- Yo no tuve la culpa de que mi viejo quiera alejarme de vos, nunca estuve bien con Valentina, si sonreía era porque te imaginaba a vos y recordaba lo feliz que eramos juntos. Nunca le presté atención a lo que me decía, hasta que un día me decidí a enfrentar mis problemas porque alguien me enseñó a no tirar nunca la toalla - hablabas por ella.
- Creo que lo mejor es distanciarnos un tiempo... para poder aclarar mis problemas. Que no sólo llevan tu nombre, sino que también me están mandando cartas con cosas horribles que me atormentan.
- ¿Qué? ¿Quién? - te preocupaste. Tenías miedo de lo que se decía en el colegio, sea verdad.
- Si supiera lo uso como bolsa de boxeo, pero no sé y... a nadie se lo conté... - miró para abajo - sólo a vos.
En un punto te sentías feliz por saber que eras el único que lo sabía y en quién ella confió para contárselo, en vez de a Gastón. Le dijiste que te mostrara lo que le mandaban así la podías ayudar y ella se negó, decía que quería encontrarlo sola y que si necesitaba ayuda serías en quién iba a buscar primero.

Ésta historia continuará.