viernes, 18 de mayo de 2012

Historias I:


Capítulo XVI: De los errores se aprende.
G#
Pasaban los días y aunque no podías olvidarte de Mariana, estabas más cerca de Rocío. Se había generado una amistad especial entre ustedes. Se reían de cada cosa que uno de los dos decía sin saber por qué. Te encantaba estar así con ella pero no te gustaba a la vez. Sentías que la estabas usando para olvidarte de Mariana, y era lo que de alguna u otra forma querías hacer.
- Gas, ¿no te enojas si te pregunto algo de corazón? - te preguntó un día que estaban hablando sentados en el borde de la pileta.
- No, decime - tenías miedo que te pregunte por Lali.
- ¿Vos me estás... no sé cómo decirlo, usandome para olvidarte de Lali?
Un escalofrío recorrió todo tu cuerpo, no le podías mentir a ella.
- No te estoy usando, no me gusta usar a la gente - le dijiste. Te sentías un poco culpable después de que ella te abrazó y te dijo que se ponía contenta de que no te estés enamorando de ella porque no sabía amar a las personas y no quería lastimarte. - No es difícil aprender a amar.
- Pero yo no sirvo para esas cosas, soy feliz siendo seca con las personas que intentan...
- ¿Conquistarte?
- Sí.
- Pero conmigo no fuiste seca, es más, vos me viniste a hablar a mí - la notaste un poco nerviosa. - Quiero decir que no fuiste seca conmigo aunque no intente conquistarte. Lo que pasa es que cuando te conocí no me tratabas bien - reíste para descontracturar la situación.
- Soy reacia a conocer a las personas porque generalmente me fallan y después soy yo la única que está mal.
- Pero de los errores se aprende, Ro - le dijiste en forma de consuelo.
- Sí, por eso soy así. Aprendí que en la vida si sos flojito te pasan por arriba, en cambio si sos frío sos feliz.
M#
Eugenia se iba, Peter cada vez estaba más lejos de vos, Nicolás no te estaba prestando atención, Gastón ya no era lo mismo que antes, Rocío estaba todo el día con Gastón, Daniela estaba todo el día en la cafetería y con Agustín, Victorio estaba en la suya; y vos sola como siempre.
Uno de esos días tristes y feos para vos te llegó un mensaje que decía 'de los errores se aprende Marianita, ¿estás solita?'; a lo que contestaste 'si pensas eso, vení y decímelo en la cara'.
Peter se acercó a vos y (como buena desconfiada) le empezaste a decir que tenía razón, que de los errores se aprende y vos habías aprendido excelente de él que fue tu gran error.
- No te entiendo. No sé lo que me querés decir - te decía. Claro, ahora se hacía el desentendido.
- ¿Vos me estás cargando? Me mandas un mensaje que dice que de los errores se aprende y me preguntás si estoy sola, te contesto si pensás así que me lo digas en la cara y ¡venís acá!
- Pero yo no te mandé ningún mensaje, venía a decirte que corté con Valentina para jugármela por vos...
Te quedaste helada con sus palabras, ¿era de verdad lo que te estaba contando? Sin decirle nada te fuiste, a llorar, sola. Sentiste que alguien se sentaba al lado tuyo y sin decirte nada supiste quién era.
- ¿Por qué llorabas? - dijo después de que te calmaste un poco.
- No sé.
- ¿Lo necesitabas?
- Sí, igual no hace falta que me digas nada. Anda con Ro que seguro te está esperando.
- No, me quiero quedar con vos.
- ¿Por qué?
- No sé - te dijo riéndose al darte la misma respuesta que vos anteriormente.
- Me siento sola, Gas.
- No estás sola, Lali. Yo estoy con vos.
- No, vos estás con Rocío. Nicolás con Eugenia, Eugenia se va con el padre. Rocío está con vos. Daniela se desvive por la cafetería y por Agustín. Victorio no le da bola a nadie. Y Peter...
- Es por él todo esto, ¿no?
- Peter que se va con Valentina y después vuelve diciéndome que se la quiere jugar por mí... - dijiste estallando en llanto.
- Nunca te voy a dejar sola y ya te dije que él no es para vos. Aunque no me quieras a mí como lo querés a él, abrí los ojos y date cuenta que él te lastima, Lali.
P#
Habías escuchado todo lo que hablaron Gastón y Mariana. Era obvio que Gastón quería estar con ella y tratar de que entienda que vos eras un error en su vida del cual tiene que aprender.
- ¿Vos pensas eso de mí, Lali? - dijiste metiéndote en su conversación.
Viste como Mariana te miraba con los ojos llenos de pena y dolor, no querías ni pensar que ella creía que vos eras un error en su vida, que vos lo único que querías era lastimarla como lo hacías antes de conocerla.
- ¿Por qué no te vas Peter? - te contestó Gastón.
- Vos en esto no te metas - le contestaste sin dejar de mirar a Lali.
- Peter yo... - dijo ella y tu mundo se paralizó. Tenías miedo de lo que podía decirte. - Yo no sé si vos sos un error en mi vida, lo único que sé es que no quiero estar con vos. Otra vez...
Tus ojos se llenaron de lágrimas, miraste a Gastón y, aunque sus gestos no lo demostraban, estaba feliz por lo que Lali había dicho.
- Ok, si vos te sentís mejor así... Lo único que quiero que sepas es que yo cambié por vos. Vos me enseñaste a amar y a valorar a las personas. Y me odio por haberte perdido. Te amo y siempre lo voy a hacer.
Lloraste un río por ella, lloraste como nunca lloraste en tu vida. Sentiste que tu mundo se terminaba. Y sí Peter, de los errores se aprende. Ahora tenés que aprender a vivir sin ella, aceptar que la lastimaste y ella no te puede perdonar.
Le contaste a Eugenia todo lo que había pasado. Te culpaste por haber sido tan estúpido y no haber dejado a Valentina desde que llegó. Ella te decía que no la habías perdido del todo, que siempre una mujer dice eso para poder acallar un poco el dolor de aceptar que ni tu cuerpo ni tu alma pueden seguir amando a alguien que en algún punto les hace mal. Dicen eso para intentar calmarse y poder seguir adelante, para entender que nadie ni nada te hace tirar la toalla.
Esa frase siempre te hacía acordar a Lali, "no hay que tirar la toalla". Entendiste los por qués de las mujeres, también entendiste que nunca las ibas a entender en toda tu vida.
- Es eso, a las mujeres nos gusta decir eso pero a la vez nos gusta que nos vuelvan a conquistar, que no bajen los brazos por nosotras - continuó Euge.
- Pero ella es distinta a las demás, ella siempre te dice las cosas y son así...
- Creeme a mí, Lali es una mujer y casi todas las mujeres somos así, y más en ésta ed
Intentaste hacerte la cabeza de que era así, pero tu miedo seguía vivo. Sabías que Lali no era como las demás, que ella las cosas las decía en serio porque no le gustaba andar con vueltas. Aunque era desconfiada, era muy frontal.
N#
Con esto de que Eugenia se iba, sentías que habías dedicado toda tu atención en estar todo el día con ella y te habías "olvidado" que tenías amigos. Ellos no te reclamaban nada ya que entendían que para vos la partida de Eugenia significaba mucho dolor.
Un día estabas viéndola terminar su exámen de geografía y te dabas cuenta que cada vez la amabas más y que ni tu corazón ni tu mente ni tu cuerpo iban a poder despegarse de ella ni un solo minuto.
No sabías bien qué te atrapaba tanto de ella, pero así lo sentías. Como un imán en sus corazones que los atraen y no los deja despegarse.
Por un lado, no aceptabas la idea de tener que dejarla ir por un tiempo. Pero por otro, entendías que ella necesitaba un tiempo a solas con su papá y así poder hablar con él seriamente. Eso se lo habías explicado y ella lo entendió, tampoco quería dejarte e irse fuera del país pero estaba de acuerdo con la idea de estar a solas con su papá y aclararle como eran las cosas y lo que habías logrado cambiar en vos.
En este último tiempo sentiste por fin que la felicidad se había hecho presente una vez en tu vida. Tenías lo que siempre habías soñado: una mujer que te ame y una razón por la cual seguir adelante. Pero automáticamente te dabas cuenta que siempre que fuiste feliz, esa felicidad te duraba poco tiempo. Te separaban de tus papás adoptivos que te trataban exelentemente bien, te separaban de tus amigos, te separaban de tus nuevos papás adoptivos, te separaban de tu novia. Por suerte de lo que nunca te separaron fue de Lali.
Fuiste a buscarla para saber cómo estaba ya que con todo lo que te estaba pasando no pudiste hablar ni un segundo con ella.
E#
Faltaba una semana para irte del país. Una semana para dejar tu razón de seguir en Argentina mientras vos viajabas a Estados Unidos, una semana para no volver a ver a tus amigos y al amor de tu vida.
No sabías cuánto tiempo estarías allá pero deseabas con todas tus fuerzas que no sea por mucho, porque no soportarías estar sin las personas que amás tanto tiempo.
Le rogaste a tu papá que no te llevara, pero siempre fue en vano. Su 'no' persistía cada vez que lo llamabas para intentar quedarte una vez más.
Cada hora que pasaba te sentías más lejos de lo que amabas, de tus amigos, de tu novio, de tus cosas, de el grupito que habían armado con Peter, Lali, Nico y Gas para cantary distraerse un poco.
Mirabas cada rincón de ese colegio que conocías como si fuera tu propia casa (porque así lo era, habías vivido prácticamente más allí que en tu casa), conocías cada detalle y, aunque por momentos lo odiabas, lo extrañarías y no podrías vivir sin sentir el sonido del timbre de inicio de clases.
Tu mayor error fue sentirte más que cualquier persona, ahora que cambiaste y aprendiste a amar estás pagando las consecuencias. De los errores se aprende y aprendiste que amando todo puede cambiar para bien.

Ésta historia continuará.

viernes, 4 de mayo de 2012

Historias I:


Capítulo XV: Cambios.
M#
Tenías miedo de perder la amistad que tenias con Gastón, tenías miedo de que se ilusione con vos. Sabías bien que no iba a pasar nada entre ustedes porque lamentablemente estabas enamorada de Peter. El chico más mujeriego del colegio, el que hacía sufrir a quien se enamore de él, el que no le importaba nada más que su fortuna y su reputación, el que no sabía valorar el amor de una verdadera mujer, el que no conocía el amor. De ese te enamoraste, como buena estúpida. Todo sería mejor si te hubieras enamorado de Gastón. El chico tierno y dulce que demuestra quererte a cada paso, el que te dice que te ama cada vez que lo siente, el que te hace sentir única, el que te jura su amor cada día que pasa, el que no te es infiel, el que te valora, el que está con vos siempre. De ese no te enamoraste, como buena estúpida.
- ¿Por qué hago las cosas al revés? - te preguntabas.
Pensaste seriamente en olvidarte de Peter y tratar de enamorarte de Gastón, pero aún así, no podías olvidarlo. Pasaban los días y cada vez intentabas estar más cerca de Gastón y más lejos de Peter. Pero todo te unía a él.
- Todos los caminos conducen a Roma - te dijo Eugenia detrás tuyo cuando mirabas a Peter hablando con Valentina seriamente. Te diste vuelta y ella te sonrió, te entendía tanto a pesar de que se conocían muy poco.
- ¿Pero por qué? Si yo lo quiero olvidar, quiero sacármelo de la cabeza, ¡él me hace mal!
- Pero no podes, porque las mujeres somos así, rebuscadas, nos gusta lo imposible, lo que nos hace sufrir. Pero nunca hay que dejar que un tonto como es Peter - 'menos mal que era el amigo' pensaste - te pisotee.
- Menos mal que era tu amigo - le dijiste. Vos nunca te callabas nada... bueno, casi nunca.
- Es mi mejor amigo, pero bueno, es medio tonto en ese caso. Él nunca se enamoró, él nunca lloró de verdad por una chica, porque siempre tuvo a las que quiso a sus pies. Él está aprendiendo a sufrir por amor recién ahora Lali, vos lo cambiaste y para bien.
¿De verdad era así la cosa? ¿Vos habías cambiado la forma de ser de Peter?
- Vos hiciste que abra los ojos y madurar. Antes era un nene de papá que creía que se las sabía todas, un chanta, eso era. Ahora es una persona llena de ilusión, que quiere luchar por los sueños que una vez fueron tapados por una soberbia terrible... Lali, abrí los ojos vos también, no te lastimes más.
No creías mucho en lo que Eugenia te decía. Como siempre, vos creyendo algo de alguien que quiere que abras los ojos, vos siempre tan desconfiada. Y sí, tu destino era sufrir las consecuencias de ser una chica pobre y madura a los golpes. Eras reacia al amor. ¿Por qué siempre que amaste de verdad algo o alguien todo terminaba mal? Amabas a tu familia adoptiva, eras feliz. Te separaron de ellos y te internaron en un orfanato. Amabas cantar, bailar, reír, con tus amigos del orfanato (en el cual no eras tan feliz, pero estando con ellos todo era diferente). Fuiste trasladada a otro donde todo era oscuro y no había risas, sólo llantos. Amabas a la pareja que los había adoptado a Nicolás y a vos, eras feliz nuevamente. El juzgado te internó en este colegio. Amabas a Benjamín a pesar de todas las cosas que él te hacía. Te separaron de él y supiste lo que en verdad era. Amas a Peter. Él está con otra.
El único amor que nunca te faltó fueron tus guantes de box. Fuiste al gimnasio y comenzaste a boxear, te enceguecías y dejabas todo en una pelea. Nunca tirabas la toalla en ese situaciones.
- Ahora que te veo boxear te tengo miedo - dijo alguien atrás tuyo. Era Peter, su voz te movió la estantería y el saco de boxeo que estabas golpeando chocó contra vos y caíste al suelo. - ¡Lali! ¿Estás bien? - dijo cuando corrió al ver que te caías.
Estaban nuevamente tan cerca uno del otro, estaban tan juntos mirándose a los ojos sin saber bien qué decir.
P#
- Gordo, ¿qué haces? - esa voz irritante proveniente de Valentina interrumpió ese momento tan lindo que estabas llevando con Lali. La ayudaste a pararse y la miraste sonriendole.
- Esto no queda así no más - le dijiste al oído y te fuiste con Valentina.
Estabas con ella recordando los ojos llenos de miedo que tenía Mariana en el momento que la agarraste antes de que caiga al piso. Sonreías acordándote de cada detalle de su rostro, de su cuerpo, de su alma.
- Amor, ¿me estás escuchando? - dijo Valentina interrumpiendo tus pensamientos. Asentiste mintiéndole y ella continuó hablando sobre ella, como siempre. - Te decía que fui al shopping y me compré... - No la escuchabas, mirabas a la nada recordando a Mariana. Lo que fueron, lo que eran. Estabas decidido a cortar con esa mentira y volver a conquistar a Mariana, volver a sentir que eras feliz por primera vez, volver a amar por primera vez.
No podías creer que la llegada de alguien que no te imaginabas que llegaría cambió completamente tu vida. Cambios hermosos y para bien. Dejaste de ser el chico arrogante y soberbio del colegio, a ser una persona completamente nueva. Alguien que está aprendiendo lentamente qué es el amor, qué es ser feliz sin necesitar un peso de por medio.
Antes creías que la felicidad era estar rodeado de minas que te besen y tener millones de pesos para gastar en boliches, chicas y demás. Ahora sabes que la felicidad es sonreír y ver sonreír a la persona que amas. La felicidad es amar.
- Valen, - dijiste interrumpiéndola - yo te quería decir algo que desde que llegaste te quiero decir...
- Hay gordo, ¡no me digas que queres que seamos novios oficiales! - se ilusionó ella.
- No - dijiste cortando esa ilusión. - Quiero que terminemos con esta farsa. Sabes que estás acá sólo porque mi papá lo quiso, pero él no manda más sobre mí. Yo soy una persona completamente distinta a lo que era cuando me conociste. Yo ya no quiero estar mintiéndote más a vos ni a mí mismo. Amo a otra chica y ella me hace feliz sólo con verla sonreír.
- ¿Me estás queriendo decir que no vamos a estar juntos y no me amas?
- Sí.
- Ok, no me importa, ¿sabes? Porque yo no voy a dejar de conquistarte cada día y voy a lograr que vuelvas a ser la persona que eras antes. Porque eso lo llevas en las venas Peter, sos un Lanzani gordo. No te olvides - dijo yéndose.
Ya está Peter, ya se lo dijiste. Y aunque ella diga que quiere intentar cambiarte de nuevo, no va a poder porque tu amor por Lali es más fuerte que cualquier intento de volver al pasado.
N#
Eugenia seguía sin atenderte el teléfono. Le preguntaste a María qué pasaba y ella te dijo algo que te desconcertó:
- Eushi se dio cuenta de lo que eras y simplemente no quiere cometer el mismo error otra vez. ¡Jugó con vos, Niquito! Aceptalo gordi. Vos necesitas a alguien de tu nivel, alguien bajo como vos. No una diosa del primer nivel como Eushi, gordo. Ella nunca va a estar con vos, entendelo. Es por tu bien.
No sabías si era verdad o sólo quería que te alejes de ella. Odiabas tanto a María, odiabas su soberbia y su arrogancia. Pero hasta no hablar con Eugenia no te ibas a conformar, si ella estaba jugando con vos te lo tenía que decir en la cara y no a través de sus amigas.
Encontraste a Candela y ella te aclaró un poco más el panorama:
- No sé gordo por qué no te atiende el celu. No debe tener batería o lo mandó a arreglar, porque, entre nosotros no, siempre que se pelea con su daddy rompe el celu - rió. - Tranquilo gordi, no pasa nada.
Candela, a pesar de su tono irritante de voz, te caía mejor que María. No era tan soberbia ni arrogante, era mejor un intento de eso. Ella quería ser como sus amigas pero nunca lo lograba porque tenía otra esencia.
Seguías preocupado por Eugenia, pero querías despejarte un poco en la clase de gimnasia. No lograste hacerlo e hiciste cualquier cosa en la cancha. Ni vos ni tus amigos podían creer lo que te estaba pasando.
- ¡Y bueno loco! ¿Qué queres que haga? No me fue bien en un entrenamiento, EN-TRE-NA-MIEN-TO - deletreaste - ¿entendiste? - le explicabas a Peter que te reclamaba tus malas jugadas.
Llegaste a la zona  de los cuartos de los varones y la viste esperándote en la puerta de tu cuarto de espaldas.
- Al fin aparecés - le dijiste. No pudiste ser más bueno porque no estaba de buen humor.
Ella se dio vuelta y te diste cuenta que estaba llorando. Te acercaste a ella y la abrazaste con todas tus fuerzas, ella te devolvió aferrándose a tu pecho llorando como nunca la viste.
- Mi amor, ¿qué pasa? - le dijiste después de invitarla a pasar a tu cuarto.
- Mi papá... me dijo que... - cada palabra que decía era un llanto más profundo - se iba del país...
- Tranquila...
- Conmigo - terminó diciéndote. La miraste a los ojos y la abrazaste como nunca. No querías perderla.
E#
Cuando tu papá se enteró que estabas saliendo con ese rubio que entró por medio de un juzgado y venía de orfanatos, quiso separarte de él a toda costa. 'No podes caer ta bajo Eugenia' fueron las últimas palabras que le escuchaste decir antes de escaparte de tu casa.
- Por eso no te contestaba las llamadas, mi celular lo tenía él porque no quiere que estemos juntos - le explicaste.
- No te puede manejar tu vida, Euge.
- Pero lo hace, no entiende que yo cambié, que no soy la misma de antes. Dejé mi soberbia de lado, ya no me creo mejor que nadie por venir de una familia adinerada. A mi ya no me importa lo que los demás piensen de mí, a mi solo me importas vos y mis amigos. Solo eso, nada más.
Él te abrazó y se hundieron en un beso lleno de amor, 'no te vas a ir' te dijo al oído; 'como que me llamo Nicolás Riera, vos no te vas a ir' te decía. Confiabas en él ciegamente y si te decía que no te ibas a ir, no te ibas a ir.
Los días pasaban y la fecha del viaje se aproximaba. Les contaste a tus amigas todo con lujo de detalles y, como siempre, la única que estuvo de acuerdo con tu papá fue María.
- Y sí gordi, vos no podes estar con cualquiera - decía.
- Cualquiera sos vos jirafa mal estirada - le contestaba Mariana. - Euge, no te vas a ir. Tranquila - intentaba calmarte.
- Ayúdenme, no quiero irme con él.
Mirabas a cada uno de tus amigos y pensabas que vos eras la única que podría tener esos problemas. Peter era uno de los únicos que más te podía entender, ya que sus padres tenían prácticamente la misma mentalidad.
- Sólo tenes que enfrentarte a él y decirle lo que pensas. No tenes que dejar que te maneje como antes, tenes que demostrarle que cambiaste, que abriste los ojos - te aconsejaba tu mejor amigo, tu hermano.
Hablaste también con Pablo, otro de los que pasaban por tu misma situación:
- Euge, yo por no tener el coraje suficiente para enfrentarme a mi viejo, me perdí dos años de estar con ustedes por ir a Francia. Estar lejos de tus amigos es lo peor, no hagas como yo. De corazón te lo digo.
Todos, menos María, te decían que enfrentes a tus papás. Que les expliques tranquilamente todo lo que dejaste de ser y lo que sos ahora. Que le expliques la razón de tu cambio, que le digas que te enamoraste y estás dispuesta a renunciar a todo por Nicolás.
G#
Ahora sí que estabas cada vez más lejos de Mariana, veías como se acercaba cada vez más a Peter de nuevo. Era evidente que el amor para vos no era de buena suerte. O quizás vos te enamorabas de quienes no debías.
Quisiste olvidarte de Mariana, pero fallaste en el intento. No podías, pero debías. Quizás fijándote en otras chicas lo lograrías. Pero... ¿en quién?
- Hola gato, ¿cómo andas? - dijo con su simpatía Rocío. Raramente ella te hablaba, nunca te habías puesto a pensar lo linda que era. Quizás en ella encontrarías la salida a ese amor no correspondido.
- Hola Ro, bien ¿y vos? - tenía una sonrisa realmente hermosa. Hablaron por un rato largo hasta que el timbre de finalización del día los asustó. Se rieron y quedaron mirándose fijamente por unos segundos.
Todo en tu mente y tu corazón daba mil vueltas, Rocío tenía algo especial que te hacía reír y sentirte raro a su lado. Pero Mariana tenía ese carácter único que te enamoraba todos los días. Decidiste avanzar con ese algo especial que te hacía sentir Rocío.

Ésta historia continuará.